Lejos quedan ya aquellas joyas cinematográficas del pasado. Aquellas que contribuyeron en la creencia de que el cine es un arte lleno de belleza. Pero ya no es lo que antaño fue. El arte ha mutado a comercio y su belleza ha sido reemplazada por el color del dinero. El capitalismo avanza engullendo y deglutiendo todo a su paso. La industria cinematográfica, vulnerable a los corrosivos ácidos digestivos, hace ya tiempo que fue ominosamente defecada. La pureza y la originalidad han sido consumidos y diluidos por el flujo monetario, en cuyos billetes el rostro de turno ha sido sustituido por el del león de la Metro, y se muestra impreso en celuloide.
No es de extrañar que en la mayoría de los más nuevos productos, los "buenos" suelen estar rodeados por un misterioso halo de invulnerabilidad que en calidad de salvoconducto les conduce hasta un más que previsible desenlace. Sin embargo los "malos", existen condenados a la perpetuidad de alzarse una y otra vez de entre los muertos a través de los innumerables minutos de metraje, obligados por la rigidez de la costumbre, a fracasar.
Es muy lamentable como las nuevas tecnologías, pretenciosas de embelesar al espectador, toman el testigo del protagonismo en detrimento del cuerpo argumental, un cuerpo desmembrado sin piedad, mutilado por intereses de índole capitalista. Cuerpo cuyos trozos distan mucho de sí, lejos de alcanzar una unión coherente, seria y realista. Pero la culpa de esto no la tienen las desgraciadas industrias cinematográficas, ya que como toda maquinaria comercial mueve sus engranajes según la demanda, por degradante y repugnante que esta sea. Así pues, lo que verdaderamente ocasiona la fabricación (casi en serie) de tan impúdicos productos, carentes de sentido y llenos de vacuidad, es la demanda del espectador que degusta con fruición tan pútrida basura.
La mediocridad envenena el alma de la mayoría, pero nos jode a todos.
No es de extrañar que en la mayoría de los más nuevos productos, los "buenos" suelen estar rodeados por un misterioso halo de invulnerabilidad que en calidad de salvoconducto les conduce hasta un más que previsible desenlace. Sin embargo los "malos", existen condenados a la perpetuidad de alzarse una y otra vez de entre los muertos a través de los innumerables minutos de metraje, obligados por la rigidez de la costumbre, a fracasar.
Es muy lamentable como las nuevas tecnologías, pretenciosas de embelesar al espectador, toman el testigo del protagonismo en detrimento del cuerpo argumental, un cuerpo desmembrado sin piedad, mutilado por intereses de índole capitalista. Cuerpo cuyos trozos distan mucho de sí, lejos de alcanzar una unión coherente, seria y realista. Pero la culpa de esto no la tienen las desgraciadas industrias cinematográficas, ya que como toda maquinaria comercial mueve sus engranajes según la demanda, por degradante y repugnante que esta sea. Así pues, lo que verdaderamente ocasiona la fabricación (casi en serie) de tan impúdicos productos, carentes de sentido y llenos de vacuidad, es la demanda del espectador que degusta con fruición tan pútrida basura.
La mediocridad envenena el alma de la mayoría, pero nos jode a todos.
2 Reply to "Presentación"
Lobo de piedra on 16 de julio de 2010, 14:56
Una vez un guionista de comics dijo "El comic es solo una industria que de vez en cuando produce arte". Supongo que para el cine es 100% lo mismo.
Francisco Bravo (Bulldozzzer) on 8 de agosto de 2010, 5:24
Que gran reflexión. ¡Gracias! Me la apunto.
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